Arturo Cruz Chaparro 4 de Mayo del 2014
Influencia
del punk en la moda se expone en el Met
El espíritu rebelde de punk,
que tuvo como meca en Nueva York el desaparecido bar CBGB, ha encontrado un
nuevo e inusual hogar en esta ciudad ochenta calles más al norte: el museo
Metropolitan, que explora esta semana la influencia del movimiento sobre la alta
costura.
“Lo que queríamos lograr en
el museo era darle al punk el reconocimiento que creemos que merece. Han pasado
casi cuatro décadas desde que se originó y todavía tiene un poder
extraordinario para estimular nuestra imaginación”, dijo hoy el comisario de la
exposición, Andrew Bolton.
Para recordar su primera
casa, “PUNK: Chaos to Couture” (PUNK: del caos a la alta costura) arranca con
una minuciosa recreación de los destartalados baños del CBGB, en la que no
faltan los grafitis en las paredes o las colillas en el suelo, aunque sí omite
su característico olor.
Aquel bar, fundado en 1963
en el Lower East Side neoyorquino por Hilly Kristal y que cerró en 2006, se
convirtió casi sin quererlo en el templo del punk (sus siglas significan
Country, Bluegrass y Blues) puesto que dio voz a mitos del género como Los
Ramones, Television o Patti Smith.
“El punk era un movimiento
de las calles y venía de los jóvenes, era una gran simbiosis entre la música y
moda, ahora ves menos eso”, explica Bolton, quien asegura que es bueno
“recordar esa época en la que la gente de las calles cambió la forma en la que
vestíamos y confrontó las nociones establecidas sobre cómo presentarse”.
Ese espíritu rebelde,
provocador y rompedor del punk, generó una nueva forma de vestir que tenía por
bandera el “háztelo tú mismo” y en la que todo valía: imperdibles, tachuelas,
grapas, cremalleras, cuchillas, bolsas de basura o camisetas agujeradas
empezaron a ser materiales imprescindibles.
Esa estética la plasmó y de
cierta manera la concibió la boutique londiese Seditonaries, fundada hacia 1975
por Malcolm McLauren y la diseñadora Vivienne Westwood y que encontró toda una
legión de fieles clientes entre los que destacaron los miembros fundadores de
los Sex Pistols.
Esa famosa tienda que se
encontraba en el número 430 de la calle King’s Road del Chelsea londiense,
también resucita en el Met en una sal repleta de las creaciones de McLauren y
Westwood con proyecciones de grupos de punk como Los Ramones o Richard Hell
como telón de fondo.
“Yo no me veía a mí misma
como una diseñadora de moda sino como alguien que quería confrontar el podrido
‘status quo’ con la forma en la que me vestía… Eventualmente, esta secuencia de
ideas culminó en el punk”, dijo la propias Westwood, que acudiría esta noche a
la famosa gala de Met, dedicada este año al punk.
Allí también se dejarán ver
caras tan conocidas del mundo de la moda como Anna Wintour (quien acudió hoy a
la presentación a la prensa de la exposición) y que contará con la famosa
cantante Beyoncé como “madrina”.
La muestra reúne más de un centenar de diseños y continua con
una sala dedicada a los diferentes objetos apropiados por el punk que se han
dejado ver después en la alta costura, como en un vestido de noche de Versace
repleto de grandes imperdibles dorados en el costados.
El Mt también explora la
influencia del espíritu “destructor” del punk y sus ropas llenas de jirones,
que han llegado a impregnar firmas como Chanel, representada por un traje de
chaqueta negro totalmente agujerado al más puro estilo de Sid Vicious, uno de
los miembros de lso Sex Pistols.
No podía faltar en la
exposición las famosísimas creaciones del español Miguel Adrover, uno de los
diseñadores más reconocidos de su generación y que se atrevió a reinterpretar
las famosas camisetas de “I love New York”.
“Aunque el ethos punk podría
parecer en contradicción con el de la alta costura y su ‘hecho a medida’ ambos
están definidos por los mismos impulsos de originalidad e individualidad”,
asegura el comisario, quien reconoce que punks como John Lydon nunca imaginaron
los efectos que tendría sobra la moda,
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